El dibujo de cada uno me emociona mucho, pues empiezo creando volúmenes que voy observando con el lápiz, aplicando muy poca presión al inicio. Este proceso me permite tener una conexión más íntima con la obra, ya que, poco a poco, voy recreando su fisionomía, detallando cada pequeño aspecto que hace único a cada animal. Los contornos son lo último que dibujo, porque quiero asegurarme de que la esencia de la figura esté bien capturada antes de definirla completamente. Esta metodología, que puede parecer sencilla, me ayuda a memorizar mejor las características y a observar con atención cada matiz que se presenta en el sujeto. Cada línea y sombra tienen un significado, y voy descubriendo la personalidad del animal a medida que avanzo en el dibujo. Además, esta práctica se convierte en una experiencia emocional profunda, ya que estoy más cerca de entender y sentir el espíritu del animalito que estoy dibujando, lo que a menudo transforma la simple acción de crear en un momento reflexivo y maravilloso. En mi canal de Youtube tengo las versiones del paso a paso.











